mar moro-huincas a los pobladores de las ciudades de las lagunas. ¿Podia hacerse una demostracion mas palmaria de que aquellos moros eran los ingleses, eternamente herejes i dignos de eterno fuego?
Tal era la argumentacion con la cual cada dia majaba la paciencia del ministro de ultramar el viejo i majadero lobo del Pacífico, hasta que despues de seis años de brega, le envió el rei mui recomendado a Chile i al virei del Perú, don Teodoro de Croix, para que se organizase pronto, por cuenta del real erario, una décima espedicion, i se confiara a la direccion i pujanza de aquel novedoso octojenario. Orejuela seria el segundo pero solo nominalmente del coronel Espinosa, gobernador de Valdivia i en realidad el «último de los Césares».
Con este fin, trasladóse a Santiago el infatigable capitan de mar, por el mes de agosto de 1781, i encontrando que la pobreza del reino i la mala voluntad del presidente Benavides, enfermo de continuos cólicos, i que a mas no creia en los Césares, ocurríósele un provecto para arbitrar recursos, que fué su ruina i la de sus intentos.