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La hija de la tribu charrua

Y hallábase en los principios de su gobierno en la Muy Noble y Muy Leal y Muy Heroica ciudad de Buenos Aires el mariscal don Joaquin del Pino y Rosas, cuando llegara á la residencia del virreinato la deplorable noticia de que los indios infieles, charruas y minuanes, habian asaltado va- rias estancias de la BanDA ORIENTAL, llevándolo todo á sangre y fuego; pero que ya, el subinspector de armas, cercano á la frontera de las posesiones portugucsas, había tomado medidas enérgicas para castigar, cuando menos, á aquellos forajidos.

Fué encargado de la empresa el bravo capitán don Jorge Pacheco, que, con doscientos blandengues, los bus- có, sin descanso; dió con ellos en su guarida, les intimó ¡a rendición y al no rendirse, los atacó de tal manera que sólo escaparon con vida un charrua y cuatro mujeres, to- mándoles treinta y cinco prisioneros y los despojos del robo.

Tal feliz nueva hizo vibrar de alegría las campanas de ambas BANDAS. Ya no había forajidos que pusieran en peligro la propiedad y la hacienda de los habitantes de aquella campaña. Ya se podría marchar por ella con toda seguridad... ¡Y, sin embargo, qué engañados estaban! Ni

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