Página:Barreda Cronicas.djvu/125

Esta página no ha sido corregida
— 125 —

— 125 —

¿Qué recurso quedaba cuando la misma sociedad se manifestó insensible ante las resignadas palabras con que el desgraciado padre de Arriaga, más desgraciado que el mismo reo, precediera la defensa de su hijo?

Los abogados, sin embargo, quisieron tocar el último resorte: la conmutación.

Para el día siguiente debía ejecutarse la sentencia y justamente en ese día debian llegar del Brasil los delega- dos del gobierno con los tratados de paz propuestos por el imperio. Para ello se preparaban grandes fiestas oficiales.

¿Qué mejor oportunidad para pedir esa gracia?

El doctor Agrelo redacta la sentida petición, se la hace firmar á la desolada esposa y va con ella á presentarla al gobierno, esperando la resolución:

«Jacoba Usandivaras, esposa de Jaime Marcet, viene con una tierna hija, á arrojarse á los brazos de V.E.,á implorar de su bondad en favor de su esposo y de un pa- dre, el ejercicio de la más noble atribución con que la ley ha investido el inminente destino que le ha confiado la república.

»Este infeliz se halla condenado, por la justicia, á la pena ordinaria de muerte, que debe ejecutarse mañana en su persona: pero después que el poder judicial ha hecho asi de las leyes la aplicación que le corresponde, la misma ley le da á V. E. el poder de conmutar esta pena.

»La sola muerte, Excmo. Sr., no es muchas veces el cas- tigo más saludable de un delito y se ha dicho también que la conmutación de una pena, suele ser también un gran acto de justicia.

»V. E. es el ministro de esta clemencia pública en la nación, ¿y qué mejor ocasión de ejercitarla que la que ofrece hoy las glorias que V. E. ha sabido conquistar en la paz que va á celebrarse?

»¿Permitirá V. E. que en unos dias tan gloriosos se mezcle el gozo público con las lágrimas de una familia desgraciada, viendo correr la sangre de dos victimas mi- serables sobre esta tierra santa de la libertad?

»V, E. puede evitar este contraste con un solo acto de