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Ruben Dario

Después, sobre sus rubíes, sobre sus ópalos, entre aquellas paredes resplandecientes empezaron a bailar asidos de las manos una farándula loco y sonora.

Y celebraron con risas, el verse grandes en la sombra.

***

Ya Puck volaba afuera, en el abejeo del alba recién nacida, camino de una pradera en flor. Y murmuraba—siempre con su sonrisa sonrosada:—Tierra... Mujer...

Porque tú ¡oh, madre Tierra! eres grande, fecunda, de seno inextinguible y sacro; y de tu vientre moreno brota la savia de los troncos robustos, y el oro y el agua diamantina, y la casta flor de lis. ¡Lo puro, lo fuerte, lo infalsificable! ¡Y tú, mujer, eres espíritu y carne, toda

amor!

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