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PARTE SEGUNDA


XII

LA CASA DEL CONDE

A la mañana siguiente, después de almorzar, José enganchó á Alegría en el carruajito de la señora, para llevarlo á casa del señor de Campoflorido; vino primero á despedirse de nosotros y címos á Alegría relinchar en el patio. Juan puso la silla á Jengibre y una rienda á mí, y nos condujo á casa de los condes del Pino, á unas quince millas de distancia. La casa era magnífica, con extensas caballerizas y cocheras. Entramos en el patio, cruzando un arco de piedra, y Juan preguntó por el señor York. Transcurrió un buen rato antes de que se presentase. Era un hombre de muy buena apariencia y mediana edad, con una voz notablemente imperativa. Se mostró muy atento y político con Juan, y des-