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de Sherlock Holmes

Moder 89 —>Más o menos la misma.

—>Entonces, si alguien lo retiró, lo hizo cuando usted estaba á una docena de yardas?

»Si, pero cuando yo le daba la espalda.

»Con esto concluyó el interrogatorio del testigo.» —Veo—dije después de haber echado una ojeada á lo que seguía en la misma columna,que el coroner, en sus observaciones finales, trata con severidad al joven Mc. Carthy. Llama la atención, y con razón, hacia la inverosimilitud de que su padre le llamara antes de verle y también á su negativa de dar detalles de su conversación con su padre, y á su singular versión de las palabras que pronunció este moríbundo. Todo eso obra, como él lo observa, muy seriamente contra el hijo.

Holmes se rió suavemente para su capote y se estiró en el mullido asiento.

—Los dos, usted y el coroner—dijo,—os habéis tomado el trabajo de destacar los puntos más formidables en favor del joven.—No ve usted que, alternativamente, le concede usted demasiada imaginación y muy poca?

Muy poca, porque no es capaz de inventar una causa de la riña que le llevara las simpatías del jurado; demasiada, si de su íntima conciencia del delito saca algo tan outré como la alusión de un moribundo á una rata y el incidente del abrigo desaparecido. No, señor; yo tomo este asunto desde el punto de vista de que lo que el joven