á bordo del Pingonin no pudo dar señales de vida y comprender la naturaleza del accidente que había sufrido nuestra embarcacion. Al cabo de algun tiempo se despertó completamente, y habló mucho de sus sensaciones durante su permanencia debajo del agua. Apenas recobró un poco el sentido, se halló sobre el nivel del agua, girando, girando con increible celeridad, y sintiendo una cuerda muy apretada, y que tenia dos ó tres vueltas en derredor del cuello. Un momento despues sintió que, subia rápidamente, y dando con la cabeza un golpe violento contra una materia dura, volvió á quedar insensible.
Al volver otra vez en sí se sintió mas dueño de sí mismo: sin embargo, su razon estaba todavía singularmente confusa y oscurecida. Entonces comprendió que habia ocurrido algun accidente, y que se hallaba en el agua, aunque su boca estaba sobre la superficie, y podia respirar con alguna libertad. Quizá en aquel momento el camarote vagaba rápidamente con el viento, y le arrastraba así flotando sobre el resto de la canoa y tendido boca arriba.
Mientras hubiera podido conservar esta posicion, hubiera sido casi imposible que se ahogase. Un golpe de mar le arrojó entonces enteramente al centro del puente, y esforzóse por conservar esta nueva posicion, gritando de vez en cuando: — ¡Socorro! Precisamente en el