simplemente decir lo que ellos hacen.
Mas ya lo anuncia la parlera fama
impunemento y ella ha publicado
cómo para atrapar á la Bobona,
mujer del Alejandro de las putas,
se valió un campeón de la Pepona,
para dar al maestro cuchillada
y que pague con unos tantos cuernos
pues nadie puso más en este mundo.
¡Oh, gran Pepona, de saber profundo;
grande en tu oficio! deja que repita
para instrucción y norma de alcahuetas
la alta respuesta que á mi cargo diste,
dignas palabras de grabarse en bronce.
«Hijo, me dice un día, que á las once
quedó citada en la espaciosa lonja
de Trinitarios: hijo, está perdida
la putería; apenas lo creyera,
¿quién en mi mocedad me lo dijera?
En consecuencia del encargo tuyo
hice, cual suelo, vivas diligencias,
que, ó no admitir la comisión honrada,
ó debemos hacerlas en conciencia,
y donde no, restituir la paga,
mas pocas hay de proceder tan justo.
Yo, como sabes ya, se bien tu gusto,
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ARTE DE LAS PUTAS