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ARTE DE LAS PUTAS

Mas ¿dónde arrebatado haciendo alarde
del batallón de Venus me transporto?
¿cuál ingenio será que á tanto baste?
Más fácil fuera al estrellado globo
contarle los luceros, las arenas,
al mar que baña desde el Indo al Moro,
primero que yo cuente las muchachas
que hay en Madrid; diré de cierto cuántos
átomos pueblan la región vacía;
diré primero á cuántos la Relata,
antes de ser la reina de las Moras,
alquiló su persona á real de plata.
¡Oh, cuantas brazas de hondo tiene el coño
de la Pepa la larga, á quien circunda
tosco cañaveral de ásperas cerdas!;
y así no es mucho que en silencio pasé
aunque no digna de él, á la Casilda
ni á la Tola, que tiene entre las piernas
un famoso rincón de apagar hachas;
á la una y otra hermana Aragonesas,
la Paquita Sanguesa y la Cañota,
que lo daba por uvas de su viña;
á la Tecla y Liarta que aún es niña,
á la Rafaelilla y Micaela,
y á la lujuriosísima Fermina,
que no repara mucho en el dinero,