¡oh Carrasca, blasón de las pobretas,
de grandes muslos y pequeñas tetas!
Ni serán de mis Musas, no, cantadas
la Teresa Mané que ha cuatro días
salió de Antón Martin de carenarse,
la Felipa y majísima Nevera,
Luisa, Giralda, y tú Caracolera,
y la Narcisa, célebre gitana,
y la Carreterota catalana.
También la Vinagrera que de gusto
tanto tiempo sirvió á su señoría;
pero aunque el arte de la putería
no tuviera más bien que haberme dado
la Alejandra una noche en matrimonio,
que luego á la mañana fué anulado,
eternamente yo lo celebrara.
¡Qué empeine ví, qué pechos y que cara!
pero dejemos esto, que escribiendo
solamente, me estoy humedeciendo,
y ¡oh Pepita Guzmán! á tí me vuelvo.
A cualquier fraile la flaqueza absuelvo
de ahorcar por tí los hábitos; disculpa
tienen los que por tí se estoquearon,
más no de que los dos no se mataron.
Primero el astro que á la luz preside
faltara al cielo, que mi verso olvide
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ARTE DE LAS PUTAS