Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/76

Esta página no ha sido corregida
76
 

Olvidadas mis recientes decepciones, pensé: «La cena será trágical»

III

Pero mis esperanzas no se realizaron. Yo era un pobre iluso. Un soñador.

El piel roja Va—Piti y el negro Bacheliko se pre sentaron vestidos de americana, traje que les sentaba como una silla de montar a una vaca.

Como era el primer día de Pascua, el propietario de la colección cambió los tres besos tradicionales con todos los miembros de mi familia, diciendo: —¡Cristo ha resucitado!

El negro —una sonrisa estúpida en los gruesos labios escarlata—y su compañero el piel roja le imitaron. ¡Vaya unos salvajes!

Sentados ya todos la mesa, mi madre le sirvió a cada comensal un trozo de pastel de Pascua. Los dos salvajes lo devoraron tan a gusto como si se tratase de un filete de misionero asado. Luego ingirieron, echándose al coleto, de vez en cuando, una vulgar copa de vodka, numerosos huevos duros, de cáscara coloreada. Yo asistía avergonzado a aquella caída moral de dos razas.

Después de cenar, ambos salvajes, que habían bebido de lo lindo, empezaron a cantar cancionetas francesas!

Se le rindió culto a Terpsícore. El negro bailó una polca con mi tía, devorándola, ¡ay!, sólo con los ojos.