Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/72

Esta página no ha sido corregida
72
 

casa, donde me esperaba, como todas las noches, el prosaico espectáculo del arqueo paterno.

La vida, a veces, es muy dura para los jóvenes soñadores que no pueden comprarse un buen carro boer y marcharse al Africa del Sur.

II

A pesar del jabón y la harina y de su aparente sequedad, mi padre, en ocasiones, era más niño que yo. Yo, imitando a los pieles rojas, procuraba siempre ocultar mis verdaderos sentimientos. Mi padre, por el contrario, no sabía disimular sus dolores ni sus alegrías.

Cuando me anunció la próxima llegada a Sebastopol de una colección de fieras, se veía que no cabía en sí de gozo. Diríase que acababa de encontrar una mina de diamantes.

—¡Una hermosa colección de fieras!—me dijo—.

¡Leones, panteras, tigres!... Probablemente la tendremos toda la primavera en Sebastopol.

Mi alegría, al oírle, fué enorme; pero me guardé muy bien de manifestarla.

—Una colección de fieras—repuso—es muy interesante; pero hay muchas tan pobres, papá, que no valen la pena de visitarlas. En una buena colección de fieras debe haber agutís, pekkaris, canguros... ¿Los hay en la que va a llegar?

—No sé; pero hay, además de los tigres, las panteras y los leones, una serpiente venenosa. ¿Te parece