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—No son los camellos lo que interesa, es el número. Voy a comprar el billete de lotería número 38.
Te parecerá una tontería, pero a veces... La semana pasada me llamó la atención el número de un coche de punto..., 1.274... No pude olvidarlo en todo el día, me obsesionaba...
— Y compraste el billete 1.274.
—Me cos un trabajo enco rar Recorrí toda la ciudad, estuve en la Administración principal, detuve a todos los vendedores...
—Pero lo encontraste.
—Lo encontré.
—Y te cayó el premio gordo.
—Ni el gordo ni el flaco.
—¡Im—bé—cill —¿Cómo?