Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/53

Esta página no ha sido corregida
53
 

tener su mirada, y bajé los ojos. Se acercó al diván y acarició, meditabundo, el cuero del respaldo; dirigióse, lento y cabizbajo, a la ventana, levantó el vi sillo y miró a la calle; atravesó dos o tres veces, diagonalmente, en un ir y venir nervioso, desasosegado, la estancia; se detuvo junto a la mesa, cogió una cerilla del cenicero, la sometió a un minucioso examen y la tiró al suelo; después se entregó, durante cerca de un minuto, a la contemplación del tintero, que estaba a la derecha de mi carpeta, y lo trasladó, suspirando, a la izquierda. Realizado este acto misterioso, se acercó de nuevo al diván, volvió a acariciar el respaldo, cogió el sombrero y sin decir palabra se fué.

No cambiamos de secretario.