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ben de conocerse, puesto que figuran en el mismo problema. Pero, si se conocen, ¿por qué no viajan juntos? Eso sería mucho más interesante. El que Rodolfo ande por hora un kilómetro más que Guillermo no es razón para que viajen separados, siendo buenos amigos: Rodolfo podía acortar un poco el paso y Guillermo alargarlo. Con buena voluntad puede arreglarse todo. Viajando juntos, se defenderían mejor, en caso de un ataque brusco de los bandidos o las fieras.

Segunda duda: ¿llevarían escopetas?

Tras una corta vacilación, Semen Pantalikin contestó a esta pregunta de un modo afirmativo. ¡Claro que llevarían escopetas! No se emprende un viaje así sin armas. Siempre es de temer, en los caminos, una agresión de los bandoleros o de las tribus salvajes. Hasta en la localidad B serían numerosos los peligros. En esas ciudades pululan aventureros de toda calaña.

¡La localidad Bl ¡La localidad Al... También esta nomenclatura le pareció absurda al escolar. Todo lugar donde viven, luchan y sufren los humanos tiene su nombre, y nunca se le designa por frías e incoloras letras. ¡Eso sólo podía ocurrírsele a un monstruo como el profesor de matemáticas, en cuyo cerebro diríase que había serrín en vez de sesos! ¿Por qué no bautizar aquellas ciudades con los nombres de Melbourn y Bombela?

En cuanto la localidad A recibió el nombre de Melbourn y la localidad B fué elevada a la categoría de capital de Australia, se trocaron, para el escolar, en