cando tres mil hombres de su armada, marchó por sierras ásperas á la ciudad de Vélez de la Gomera; y rompiendo á los moros que se opusieron, entró en ella y la saqueó, quemando la casa que allí tenía el famoso Sala-Arraez, la mezquita y un bajel que allí se labraba. Pero en tanto los moros se reunieron en buen número, y acometiendo á la gente desmandada, mataron á muchos, y persuadieron á D. Sancho de la imposibilidad de continuar con tan poca gente tan grande empresa, de modo que, con las tinieblas de la noche, reembarcó sus tropas y dio la vela para Málaga. Entonces mandó el Rey Católico que D. García de Toledo, duque de Fernandina, reuniese la armada del Mediterráneo y repitiese el ataque. D. García, con ciento treinta velas de guerra y transporte y trece mil infantes de desembarco, los nueve mil veteranos de Italia y los otros bisoños, hizo nuevo desembarco enfrente del Peñón, y no lejos de la ciudad de Vélez. Hallóse ésta desierta, y no llegaron á mil los moros que parecieron por el campo. En seguida se plantó por la parte de tierra una batería de diez y ocho cañones, que Juan Andrea Doria envió de la armada, y además la artillería de campaña, dirigiendo estas operaciones el famoso Chapín Viteli. Con esto y el fuego de la armada, la guarnición se aterró y abrió las puertas de la pequeña fortaleza. Por este tiempo, y gobernando en Melilla Pedro Venegas de Córdoba, soldado de mucho valor, los rifeños asaltaron dos veces aquella plaza, persuadidos de las pláticas de un morabito que les prometía el triunfo por arte de magia, y les aseguraba que no sufrirían daño de las armas cristianas. Pedro Venegas los dejó entrar las dos veces por el foso hasta los rebellines, y cargando luego sobre ellos, hizo horrible
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HISTORIA DE MARRUECOS