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APUNTES

cirse en la ciudad, y después que hubieron ganado allí parciales, apostando en las cercanías gente armada que los socorriese en todo trance, le atosigaron un día al volver de la caza con ciertos panecillos por ellos mismos aderezados: así cuenta el suceso nuestro Mármol Carvajal, aunque no falta quien lo refiere de diverso modo[1]. Muerto el xeque, se alzaron sus parciales de dentro de la plaza, llegaron los que fuera aguardaban, y tomando la Alcazaba y demás fortalezas, fueron proclamados los xerifes por señores de Marruecos.

Alarmóse, como era natural, el de Fez con tales nuevas; pero los astutos xerifes le contestaron enviándole cuantiosos regalos y ofreciéndole que le pagarían el propio tributo que de los antiguos xeques recibía. Mas ello era ganar tiempo y apercibirse á nuevas empresas, puesto que no tardaron en negarle todo tributo y obediencia. En esto, muerto el primer xerife y el mayor de sus hijos, aquél por la edad tan larga, y éste en un combate contra el portugués Lope Barriga, capitán del campo de Saffi y hombre de los más temidos que hubo en África, quedaron sólo en el ganado imperio los otros dos xerifes, llamándose rey de Sus el menor, y rey el mayor de Marruecos y Tarudante. No pudo sufrir más el Beni-Watas Ahmed ó Hamet, que había sido discípulo del menor xerife; y aunque esta consideración le mantuvo algún tiempo en respeto, rompiendo al fin por todo, como quien tan amenazada veía su corona, marchó contra los usurpadores al frente de copioso ejército.

  1. Véase Diego de Torres: Relación del origen y sucesos de los xerifes, y del estado de los reinos de Fez y Marruecos y Tarudante, y los demás que tienen ocupados, 1885.