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HISTORIA DE MARRUECOS

parientes de disputarse el trono. Los de Marruecos obligaron á aceptar el imperio al anciano Abdelwahed, tío suyo, hermano de su abuelo; y al propio tiempo se proclamaba por soberano en Murcia otro de sus tíos, hermano de su padre, á quien llamaban Abu-Mohammed-Aladel. Sin duda con los débiles reinados de Annasir y de Almostansir, los xeques y caudillos de las cabilas habían alcanzado sobradas licencias, frisando antes en atrevimiento que no en honrada libertad su conducta. Ello es que los mismos que habían levantado por emperador de Marruecos á Abdelwahed, forzando su voluntad para que aceptase, le depusieron á los pocos días; y no contentos con esto, le dieron muerte, prestando en seguida obediencia al príncipe Aladel ó el Justiciero, que tal significa ese nombre. Así corrió por primera vez la sangre de Abdelmumen; funestísimo ejemplo para lo futuro. No tardó en alzarse contra Aladel un primo hermano suyo, llamado Abu-Zaid, señor de Valencia, denominado el de Baeza, por haber proclamado su rebelión en aquella plaza, el cual, llamando en su socorro á los castellanos, dio harto que hacera su adversario, puesto que derrotó en un combate á Abulalá, hermano de Aladel, que vino en contra suya. Y esta fué la primera vez, al decir de sus escritores, que llamaron los muslimes á los cristianos para emplearlos en sus contiendas civiles; señal segura, si otras faltasen, de que entonces andaba ya en decadencia su espíritu nacional, y de que su imperio no estaba lejos de total ruina. Pero si Abulalá no se había mostrado feliz capitán en el campo, no quiso parecer mejor hermano, y al frente del ejército que mandaba se proclamó emperador. No bien lo supieron los xeques y principales de