Página:Apuntes para la historia de Marruecos.djvu/36

Esta página ha sido corregida
30
APUNTES

debió de ser si hemos de juzgarle por sus hechos. Al rumor de la novedad un bereber, llamado Warkattaf, levantó banderas y armas, pero fué vencido y obligado á meterse en las montañas, en donde, á la verdad, no encontró tampoco seguro refugio. Destruidos éste y otros rebeldes. Muza llegó á juntar trescientos mil prisioneros y un inmenso botín. De aquí y de allá acudían en tropel á servirle árabes, siriacos, persas, coptos, y aun nómadas africanos; de suerte que reunió poderosísimo ejército pronto á toda empresa. Ni se contentó Muza con imperar por las armas; quiso que los naturales amaran antes que no obedecieran su gobierno. Eran algunos de ellos cristianos, otros idólatras, y el mayor número profesaba el judaismo, lo cual hacía difícil tal intento. Pero el caudillo árabe comenzó por hacer creer á los suyos y á los naturales que procedían de un mismo tronco, como originarios unos y otros del Asia, llamando á éstos hijos de los árabes; y repartiendo con igualdad sus dones y observando estricta justicia, logró que los vencidos fueran convirtiéndose al islamismo y confundiendo sus intereses con los de sus conquistadores. Verdad es que nunca hubo pueblos más conformes en costumbres que los árabes y bereberes, nómadas éstos y aquéllos, ligeros y dados igualmente á la rapiña y á la guerra. Mas fué grande acierto el del caudillo, que conoció y supo aprovechar tales elementos, venciendo los arduos obstáculos que ofrecía de todas suertes su propósito. Puestas en orden las cosas de aquellas provincias, determinó Muza pasar la frontera de la Mauritania Tingitana y rematar la conquista de la tierra. Salió á contrastar su furia el conde D. Julián (tan famoso en la historia de España), que