mas del Mediodía de España, regían en ellas, lo mismo que en las fronterizas de la Mauritania, los gobernadores imperiales de África.
Así continuaron las cosas por muchos años, hasta que Sisebuto y Suintila arrojaron de las plazas marítimas que poseían del lado acá del estrecho á los romanos, ó más bien greco-bizantinos, puesto que dependían del imperio de Oriente. Ocurrióseles al punto pasar al litoral de África y ganar también las plazas sujetas á aquel dominio, para completar su conquista; y aunque se ignora el tiempo en que lo ejecutaron, las hazañas que hicieron y el espacio que señorearon, ello es seguro que los príncipes españoles ganaron y poseyeron muchas plazas y tierras importantes en la costa mauritana, contándose entre ellas Tánger y Ceuta. Hay otras muy principales que se cuentan como de fundación hispano-goda.
Triste era en tanto la situación de aquellos desdichados gobernadores del imperio, puestos entre los ataques de los reyes de España, las insurrecciones de los naturales, siempre deseosos de sacudir el yugo, y lo que es más todavía, la violencia de las irrupciones con que ya los árabes amenazaban apoderarse de toda el África, como se habían apoderado de las regiones más florecientes del Asia. En este punto más que falta de noticias se siente tanta contrariedad y confusión, que es imposible determinar fijamente la mayor parte de los hechos. Luis del Mármol, laboriosísimo investigador de estas cosas, dice[1] que á mediados del siglo vii, mandando en África por los romanos Gregorio, patri-
- ↑ Véase la Descripción de África.