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HISTORIA DE MARRUECOS

que parecía el gobierno español resuelto ya de todo punto á emprender alguna expedición al África. Los moros seguían hostilizando á Melilla, y aunque el cabo de Benisidel, que era el más temible de sus caudillos, se prestó á entrar en tratos con el general Chacón, no tenían éstos, al parecer, otro objeto sino apoderarse alevemente de su persona y sorprender acaso la plaza. El gobierno de aquella época era más fuerte que los que le habían precedido, y tenía un ejército numeroso y disciplinado; de modo que no parecía inverosímil ni descabellado el propósito. El Heraldo, periódico que casi oficialmente lo representaba, llegó á declarar un día que «decididamente se reunían tropas españolas en Ronda y otros puntos de Andalucía cercanos á nuestras posesiones de África, y que en breve pasarían el Estrecho las fuerzas destinadas á la expedición». Pero ni las fuerzas que se mandaron reunir con efecto eran suficientes para emprender operación ninguna en África, ni aquellas palabras sirvieron para otra cosa que para distraer por algunos días á la opinión pública de las ardientes cuestiones interiores que la agitaban. Continuaron, pues, las cosas como estaban, y los moros con su cañón hostilizando á Melilla, hasta que á principios de 1854 se empezó á organizar una expedición extraña al mando del brigadier de marina Pinzón, comandante general de guardacostas, que ni por su fuerza ni por su organización parecía propia tampoco para lograr con ella efecto alguno en África. Deshízose esta expedición bien pronto con los sucesos políticos de aquel año, y desde 1854 á 1856, los moros fronterizos de Melilla se mostraron más audaces y más intratables que nunca. Fué entonces á mandar en la plaza el brigadier Buceta,