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APUNTES

honra de aquel trance la mujer de Darmon , porque, como conviniesen los marroquíes en entregar por desagravio y precio de la sangre derramada la cantidad de 5.000 reales, ella se negó obstinadamente á recibirlos. Si España estimaba en tan poco la sangre de sus servidores por aquel tiempo, la esposa supo mostrarse más digna. La única señal de vida que hasta fines de 1847 dio luego España en la vecina costa africana, fué la ocupación de los islotes peñascosos llamados las Chafarinas, que en aquel mismo año fué á efectuar en persona el general Serrano y Domínguez, que desempeñaba entonces la Capitanía general de Granada, por temor de que se anticipasen á ocuparlos los franceses.

Estuvo en paz con éstos Marruecos hasta 1851, en que nuevas y graves dificultades se suscitaron entre el sultán y el entonces presidente de la república francesa. Los moros de Salé, fieles á sus antiguas costumbres, robaron un buque francés y atropellaron luego la casa del cónsul, que pidió satisfacción del hecho. El almirante Dubordieu, con un navio y tres vapores, se presentó de improviso delante de aquel puerto el 25 de Diciembre, y exigió una indemnización de 200.000 francos y el castigo de algunos culpables. Ya iban á empezar á bombardear la plaza, cuando los saletinos propusieron algunas dilaciones, y fué fortuna para los franceses, porque las alteraciones de aquel peligroso mar habían puesto á sus buques en una posición poco ventajosa. Al día siguiente se deshicieron los tratos; y roto el fuego á las diez de la mañana, fué vigorosamente contestado por los marroquíes hasta las tres y media de la tarde, en que todos sus cañones quedaron desmontados. Desde aquella hora bástalas cinco y me-