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APUNTES

bía que no había de contar con otras fuerzas que las suyas para luchar con los franceses; pero había ido harto adelante para retroceder, y demás de esto, no era causa de poco aliento el saber que en todo trance de fortuna tenía segura la integridad de su territorio. Habíalo invadido al fin el mariscal Bugeaud, entrando el 19 de Junio en Ugda, en cumplimiento de la amenaza que tres días antes había dirigido al alcaide, comandante de las tropas imperiales en la frontera; si bien, contento con aquella demostración y amago, evacuó á los pocos días la ciudad conquistada y entró de nuevo en la Argelia. El sultán, no bien supo esto, hizo marchar á la frontera á su hijo primogénito como comandante en jefe del ejército, y por sus tenientes á los valerosos caudillos de Ben-Amri, Ben-Ugda y Abassi; y para insultar más á la Francia, reclamó de Mr. Nion Doré, su cónsul general en Tánger, el castigo de Bugeaud y de los demás generales que estaban á sus órdenes por haber violado las tierras del imperio. El cónsul le envió por respuesta el ultimatum de la Francia, que contenía las mismas condiciones de paz propuestas por el mariscal Bugeaud al alcaide de Ugda, señalando por término para romper las hostilidades el día 2 de Agosto. Lejos de responder el sultán á tal demanda, envió diversas cabilas de montañeses á guarnecer el litoral, donde ya había aparecido una escuadra francesa, encargada de apoyar y secundar las operaciones del ejército de tierra, y apresuró la marcha de los últimos refuerzos que en hombres y armas enviaba á su hijo, mandándole que comenzase la guerra en cuanto tuviese juntas todas sus fuerzas.

Cumplido, pues, el término del ultimatum, y rotas