prácticas necesarias; pero Badía pasó por todo con singular constancia, y adquirió tales hábitos y conocimientos, que no había forma de conocer su nación y su verdadero culto, realizándose la transformación de un modo casi increíble. De repente, el proyecto de exploración científica se convirtió en un peregrino plan político[1]. Quería el príncipe de la Paz, que á la sazón tenía las riendas del Estado, sacar todo el partido posible del tratado, porque era en él, según cuenta, «idea fija, viva siempre en su espíritu, hasta soñar con ella á menudo, el modo de adquirir para España una parte especialísima del comercio interior del África por conducto de Marruecos»[2]. Para tal empresa no bastaba en su concepto el tratado: era menester poseer puertos y asientos propios y útiles al comercio en las costas marroquíes. Á la sazón el xerife Ahmed tenía levantado en el Sus el estandarte de la rebelión; y se temía que Muley Suleyman, más alfaqui y hombre de letras sagradas que soldado, no lograse vencer á aquel rebelde con la misma fortuna que había tenido para ocupar, en medio de tantos obstáculos, el trono. De aquí nació en Godoy la idea de proponerle un plan de alianza, comprometiéndose él, en cambio de los socorros que le daríamos para conservar su trono, á cedernos dos puertos, en el Estrecho el uno y el otro en el Océano. Sobraban pretextos á la sazón para realizar por fuerza los propósitos del favorito; durante la nueva guerra con los ingleses
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HISTORIA DE MARRUECOS