de los senadores romanos, con título de rey, de compañero y de amigo.
El infeliz Tolomeo no gozó por mucho tiempo de tales honras; Calígula, sucesor de Tiberio, le invitó á venir á Roma con palabras de amistad, mandándole matar luego, cuando asistía á los juegos del circo. Aconteció esto el año 39 de nuestra Era. Con la muerte de Tolomeo sobrevinieron grandes guerras en Mauritania y en las provincias colindantes, movidas por sus libertos y amigos y por los mismos naturales, que no querían sufrir la dominación romana. Porque á la verdad, Calígula, muerto el rey, no pensaba en otra cosa que en juntar bajo su mano aquel dominio, repartiendo la Mauritania en dos provincias: Tingitana y Cesariense, la una, que comprendiese los antiguos estados de Boco, á la ribera occidental del Muluya, y la otra, el territorio que ganó aquel rey con sus artes desde el Muluya hasta el rio Ampsagas. Fueron varios los sucesos y hostilidades. Neío Sidio Geta puso término á ellas, venciendo y hostigando luego á los mauritanos hasta dentro de los arenales del desierto: allí hubiera perecido con toda su gente, sin una lluvia repentina, que los naturales tuvieron por prodigio, lo cual fué de mucho efecto para la paz. Desde entonces contó Roma entre sus provincias la Mauritania, tomando parte los naturales en las guerras civiles del Imperio y en no pocas extranjeras y lejanas. Zosimo, por ejemplo, refiere que jinetes moros ayudaron eficacísimamente á Aureliano contra Zenobia.
Mas no por eso ha de juzgarse que dominaron completamente aquel territorio los emperadores. Aconteció en tiempo del bárbaro Maximino que Gordiano, procón-