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APUNTES

Muley Ahmed el Dzahebi ó el Dorado sucedió á Muley Ismael por virtud de la elección de éste, hecha en odio del rebelde Abdemelic, á quien, por ser el primogénito, le tocaba la corona. Dispuso Ismael que se tuviese oculta su muerte para dar tiempo al Dzahebi de asentar su poder; y así se hizo por espacio de dos meses. Al cabo los vecinos de Fez comenzaron á sospechar que esta vez era cierta la muerte del viejo sultán, y hubo que fijar un día en que se dijo que iría Ismael á la mezquita á dar gracias á Dios por su restablecimiento. Salió con efecto un carro cubierto, donde iban los restos del sultán, y al llegar á la mezquita se deshizo el engaño y se comunicó su muerte al pueblo. Lloróle entonces la mayoría del vulgo, no obstante su crueldad inaudita; así Nerón fué llorado por la plebe de Roma; y es que la tiranía iguala en vileza á los hombres en todos los tiempos y en todos los climas. No halló el Dzahebi resistencia alguna en el pueblo de Mequinez para proclamarse sultán; pero su hermano Abdemelic perseveró, como era natural, en la rebelión que había comenzado contra su padre, y Abdallah, otro de sus hermanos que tenía pretensiones al trono, huyó de su presencia por no exponerse á su cólera. Fué, pues, la guerra civil inevitable. Contaba el Dzahebi para sostener su partido con el tesoro que la avaricia y la rapacidad de su padre había juntado en Mequinez, y que se hacía subir á muchos millones de reales, en dinero y alhajas, y además con sus propios ahorros, que eran grandes, porque en rapacidad y avaricia podía competir con su padre. Parecíale poco aún, y dispuso que las últimas ochocientas mujeres de su padre le devolviesen las joyas que habían recibido de él en regalo. Esta sed de