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HISTORIA DE MARRUECOS

cartas de seguro de Muley Cidan, á fin de que el rey, su padre, lo admitiese de nuevo; y en otra escaramuza que tuvieron luego los soldados de los dos hermanos, logró el Melic su fuga, pasándose en su compañía el cadí mayor de Marruecos, que también se hallaba en los ejércitos del de Sus prisionero. Mandó Muley Ismael que los trajesen á la corte, asegurándoles que recobrarían su gracia; pero, luego que los vio en su corte, mandó que allí, en su presencia, al cadí, que era un venerable anciano, le cortasen los pies y las manos, y lo dejasen padecer hasta acabar; y que al Melic lo aserrasen vivo, encargando que se ejecutase poco á poco, porque no muriese de una vez, y que lo llevasen por su misma casa, por si quería tener el consuelo de las lágrimas que vertieran todos sus hijos y mujeres al verle ir á la muerte. Observaron la orden á la letra, siendo el ejecutor tan inhumanamente lisonjero que le preguntó al rey: «Señor, ¿cuántas tablas hemos de sacar de este madero?» Á lo cual respondió el bárbaro: «Hazlo dos partes, de pies á cabeza, con tal que no quede más en una que en otra», y así se ejecutó. De tales crueldades fueron émulos sus hijos bien pronto. Encontró Muley Mexerez, uno de ellos, á dos hombres, muy flaco el uno y el otro sobradamente grueso. Parecióle que la naturaleza había andado con el uno miserable y liberal con el otro, y quiso enmendar el que decía ser yerro de la Providencia ó gran injusticia distributiva. Llevólos para ello á su casa, colgó una balanza grande y en ella colocó, bien ligados, á los dos; luego empezó á quitar al grueso tantos pedazos de carne como era menester para que igualase con el flaco, y fueron tantos, que la balanza