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APUNTES

peleóse también con gran coraje no lejos de la ciudad de Cirta, distinguiéndose entre todos, los pelotones ó grupos de mauritanos, que tal era su ordenanza; mas todo fué inútil para quebrantar la disciplina de las cohortes y el valor y fortuna de Mario. Entonces Boco, vencido, pidió la paz á Roma. Disculpaba sus hechos con el menosprecio mostrado á sus embajadores, y con que los romanos hubiesen invadido aquella parte de Numidia que se había acostumbrado á mirar como propia. Era sobrado importante la amistad de aquel rey para que Roma no cuidara de adquirirla, y Yugurta, que en ella cifraba toda su esperanza, no había de perdonar cosa alguna para conservarla. Hubo, por lo mismo, largos tratos de una parte y de otra, inclinándose Boco, ahora al partido de su yerno, luego al de Roma; ganando Sila, mensajero de ésta, y Yugurta, á sus favoritos y confidentes. Solicitaban entrambos de Boco igual perfidia: el uno que poniendo preso á Sila, se lo entregase; el otro que llamando á Yugurta amistosamente, lo pusiese aherrojado en poder de la república. Tanto dudó el mauritano entre Sila y Yugurta, que la noche antes de ejecutar su postrera resolución, dicen que se puso á discurrir consigo, mudando de color y semblante, con diversos movimientos de cuerpo y ánimo, mostrando, aunque callaba, con las mudanzas del rostro, lo vario de sus pensamientos. Pero al fin venció Sila, y á la mañana siguiente, cuando el desarmado númida llegaba á verse con su suegro y aliado, fué preso por soldados que éste había puesto en celada, y entregado á Roma, que le castigó con muerte horrible. Boco alcanzó por este hecho la tercera parte de Numidia, y desde entonces las fronteras de su imperio se extendie-