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HISTORIA DE MARRUECOS

Esta tiranía le granjeó el nombre de Rey de la hambre. Entregóse á la par á las obscenidades más torpes, siendo generalmente tan crecido el número de concubinas, como hermosas vasallas le noticiaban los lisonjeros; y, en fin, debajo de una mal compuesta hipocresía, encerraba los mayores vicios.

De día en día más cruel, quitó la vida á su hermano menor Muley-Ismael, á dos sobrinos y á siete xerifes, que era de quien podía recelar que le disputasen el trono. No había ya en la corte en quién castigar sus miedos, ni de quién sospechar, si no era un hermano suyo de edad de diez á once años, llamado Muley Mohamed-Xeque, hijo de Muley Cidan, su padre, y de una renegada española. Curiosa é interesante es, por demás, la relación que hace el autor de la Misión historial de las persecuciones de este príncipe, que ocupó al cabo el trono de Marruecos. Eran los padres de la renegada buenos cristianos; cautiváronlos los moros, y así murieron muy ejemplarmente. Quedó huérfana la niña, y aunque otras cautivas la procuraron albergue y criaron en la ley de Cristo, no pudieron ocultarla tanto que no llegase á Muley Cidan la noticia de su belleza. Mandó al punto que se la llevasen, y, aficionado de su hermosura, la solicitó con cariños, para que, dejando su ley, se hiciese mora, siendo el desposorio segura expresión de su agradecimiento. Resistióse la niña varonilmente, despreciando sus ofertas; pero, entrándola por fuerza en la real clausura, la vistieron el turbante, y, luego que tuvo edad, la recibió al fin Muley Cidan por esposa. Tal fué el origen que tuvo Mohamed-Xeque. Reunía el tierno xerife buenas prendas naturales, y estaba muy bien educado por su madre, como criada entre gente