Página:Apuntes Biográficos.djvu/261

Esta página ha sido corregida
— 257 —

se apodera del alma condenada que le pertenece por un contrato infernal. —Mírame, Blas Cubas, mírame, conóceme. No quiero que perezcas anfes que sepas quien se venga de ti matándote. Aimbire le hace una larga relacion de las crueldades del lusitano con su familia y con sus amigos. Acuérdate, le dice, del pobre Guarativa á quien amarraste á un árbol á cuyo pié hervia un hormiguero y le azotaste hasta arrancarle la piel con la sangre dejándole en llaga viva. Acuérdate de los suplicios de aquella victima en cuyas úlceras negreaban enjambres de hormigas que le mordían el cuerpo convulsivo.

La vida del vencido tenia un ángel que la custodiaba, su hija Maria, que como una aparicion del cielo, cubre con sus desnudos y torneados brazos el cuerpo del padre cuya salvacion pide con lágrimas. El Tamoyo, desarma su ira y se deja vencer por los ruegos de la inocencia. Otros héroes mimados por la fortuna, observa aqui el autor, celebrados por altisonantes poetas, no dieran ejemplo de piedad semejante en el momento en que blandían el hierro de la venganza.

Los presentimientos de los dos amigos eran de corazones leales. Iguazú había caido prisionera en manos cristianas y padecía cautiva lejos del