de veras en los poetas sud-americanos. D. Estevan Echeverría es el primero entre los nuestros que emprende la pintura de la fisonomía poética del desierto, colocando en la vasta soledad de la pampa dos seres de su invención, seres que al mismo tiempo son reales por los hábitos, por las escenas en que son actores y por los sentimientos de la sociedad que reflejan.
La Cautiva señala una época notable en las letras del Rio de la Plata y establece un punto nuevo de partida á nuestra novel y escasa literatura poética.
La marcha que de la poesía española en América hemos tratado de trazar en pocos renglones, es en gran parte la misma que han seguido las producciones de la musa en la parte de nuestro continente que habla y escribe en portugués. Coa la diferencia única que habiéndose conservado la unidad nacional en el imperio, no ha habido allí dispersión en la familia de los poetas anteriores á la emancipación, formando todos un Parnaso mas numeroso, mas homojeneo y también mas característico.
Santa Rita Duráo que canta las aventuras de Diego Alvarez, el hijo del trueno y dragón de los mares, pertenece al siglo de Peralta, y su Caramurú puede hacer juego en sus bellezas y lunares con el poema de Lima Fundada. Entre la aparición del Caramurú en 1781 y la del poema titulado el Uruguay,