Refiere la tradición que él fue el promotor de la primera casa de comedias que se edificó en Buenos Aires, la cual estuvo situada en el parage que hoy ocupa el mercado público. Aquel edificio, que no debía ser muy sólido ni muy suntuoso, pereció por las llamas el año 1793. De esta afición al arte dramático que se atribuye al Dr. Labardén, da testimonio afirmativo una tragedia que de su pluma se conserva con el título de Siripo, personaje muy conocido en los fastos de la historia novelesca y primitiva del Río de la Plata. Esta tragedia se representaba frecuentemente en Buenos Aires en los aniversarios de sucesos prósperos de la revolución, despertando mucho entusiasmo en los espectadores. No la conocemos, pero sabemos que existen copias de ella en Buenos Aires. Sería una buena acción el rescatarla de una pérdida segura, conservándola en los archivos de algunos de los cuerpos literarios que acaban de fundarse en Buenos Aires.
El Dr. Labardén fue de carácter amable, caballeroso, culto de maneras, dado al trato social, y al mismo tiempo enemigo del bullicio y de la multitud, tanto como su maestro Horacio:
- Odi profanum vulgus, et arces.
Amó la vida retirada y las tranquilas tareas del campo, en las cuales procedió con el acierto de un