americanos estudiosos. No solo estimaba las buenas obras y los autores clásicos, sino también las bellas ediciones acreditadas entre los eruditos. Complaciase en leer á Homero, á Horacio, á Lafontaine, al Tasso, en anchas pájinas de bien abatanado papel y en tipos vaciados en moldes artísticamente correctos.
Este placer, propio de un hombre de gusto y entendido, quiso compartirle con sus compatriotas destinando á la biblioteca pública de Buenos Aires, en donde existen hoy, treinta y siete volúmenes de las ediciones in-folio del Bodoni, muchas de las cuales eran ya raras en Europa en 1822, según la indicación del donante en la carta con que remite el obsequio desde la Habana á su respetable rector el Dr. D. Luis José Chorroarin. [1] Esta carta cuya fecha es de 27 de Julio de 1822 se publicó en el Argos de Buenos Aires del Sábado 28 de Diciembre de aquel mismo año. El mismo periódico, cuya redacción se señaló en su larga carrera por inteligente y noticiosa, había anunciado de antemano el
- ↑ Miralla libró con los libros una cantidad para que fuesen encuadernados en Buenos Aires, porque en la Habana no había entonces un artesano capaz. En Buenos Aires no existía tampoco; pero no faltó un atrevido que envolviese en badana verde aquellos preciosos volúmenes y sobre todo que hiciera la heregia de recortarles los márjenes. Ahí están bien maltratados en aquel establecimiento, con aire de libros de caja de comerciante pobre.