Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/575

Esta página ha sido corregida
 
ESCENA TERCERA
Smirnov y Elena.

Elena.—Caballero, en mi soledad, hace mucho tiempo que he perdido la costumbre de oír la voz humana, y no puedo sufrir que se grite. Le ruego a usted que no turbe mi calma, que respete el dolor de una viuda desconsolada.

Smirnov.—¡Págueme usted lo que me debe, y me voy.

Elena.—Ya se lo he dicho a usted: ahora no puedo pagarle. Espere hasta pasado mañana.

Smirnov.—Yo también se lo he dicho a usted: ¡Necesito el dinero hoy y no pasado mañana! Si no me paga usted hoy, mañana tendré que suicidarme, lo cual quizá la regocije a usted, pero a mí no me hace maldita la gracia.

Elena.—Pero ¿qué quiere usted que yo haga, si no tengo dinero? ¡Qué testarudez!

Smirnov.—Así es que, decididamente, no me paga usted hoy...

Elena.—No puedo.

Smirnov.—Muy bien. No me muevo de aquí hasta que me pague usted. (Se sienta.) ¿No me paga usted hasta pasado mañana? Pues yo, hasta pasado mañana, estaré sentado en este sillón. (Levantándose bruscamente.) Dígame, usted: ¿tengo que pagarle al Banco o no?

Elena.—Señor, le ruego que no grite. ¡No está usted en una cuadra!