Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/573

Esta página ha sido corregida

186

prisa.) ¡Pero qué deliciosa lógica! Me amenaza la ruina, estoy desesperado, y esta criatura poética me manifiesta que está de un humor que le impide atender a asuntos de dinero. ¡Lógica de mujer! ¡Ah, las mujeres! ¡Qué lástima que Dios las haya dotado de la palabra! ¡Como hablan, se atreven a razonar! Esta viudita, por ejemplo, para mirada está muy bien, es guapa, graciosa, delicada; pero para oída... En cuanto empieza a hablar, dan ganas de huir a otro hemisferio. Por eso he evitado yo siempre hablar con mujeres. ¡Prefiero sentarme en un barril de dinamita!... ¡Esta criatura poética me ha sacado de quicio! ¡Endiabladas mujeres! Sólo verlas de lejos me pone carne de gallina...

Lucas. (Entrando con un vaso de agua.,)—La señora está indispuesta y no recibe.

Smirnov.—¿Cómo? ¡Imbécil! No me importa que no reciba. No saldré de aquí mientras no me pague hasta el último céntimo. Estaré aquí semanas, meses, años, si es necesario. ¡No permitiré que se me tome el pelo ¡A mí con humores melancólicos, con lutos y suspiros! (Se acerca a la ventana y grita) ¡Antón, desengancha! Vamos a estar aquí mucho tiempo. Di que les den avena a los caballos, ¡y bastante! (Vuelve al centro de la estancia.) No me siento bien... No he dormido en toda la noche, y esta mujercita, con su humor poético, ha hecho que se me suba la sangre a la cabeza. Acaso una copa de vodka...(Grita.) ¡Muchacho!