Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/538

Esta página ha sido corregida
151

mayores nos llevará a vivir con él. Sonia no quiere; pero yo sí. Claro que me aburriré sin mamá; pero podré escribirle cartas. Y hasta podré venir a verla los días de fiesta, ¿verdad? Papá me ha prometido comprarme un caballo. ¡Es más bueno! No comprendo cómo mamá no le dice que se venga a casa y no quiere ni que le veamos. Siempre nos pregunta cómo está y qué hace. Cuando estuvo enferma y se lo dijimos, se cogió la cabeza con las dos manos..., así..., y empezó a ir y venir por la habitación como un loco... Siempre nos aconseja que obedezcamos y respetemos a mamá... Diga usted: ¿es verdad que somos desgraciados?

—¿Porqué?

—No sé; papá lo dice: "Sois unos desgraciados—nos dice—, y mamá, la pobre, también, y yo; todos nosotros." Y nos suplica que recemos para que Dios nos ampare.

Alecha calló y se quedó meditabundo. Reinó un corto silencio.

—¿Conque sí?—dijo, al cabo, Beliayev—. ¿Conque celebráis mítines en las confiterías? ¡Tiene gracia! ¿Y mamá no sabe nada?

—¿Cómo lo va a saber? Pelagueya no dirá nada... ¡Ayer nos dio papá unas peras!... Estaban dulces como la miel. Yo me comí dos...

—Y díme... ¿Papá no habla de mí?

— ¿De usted? Le aseguro...

El chiquillo miró fijamente a Beliayev, y concluyó:

— Le aseguro que no habla nada de particular.