Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/511

Esta página ha sido corregida

124

Y se duermen como lirones.

Cuervos y urracas, posados en los alambres del telégrafo, ponen gran empeño en despertarlos.

"Duerme, niño bonito...",

canturrea entre sueños Varka.

Momentos después sueña hallarse en casa de su padre. La casa es angosta y obscura. Su padre, Efim Stepanov, fallecido hace tiempo, se revuelca por el suelo. Ella no le ve, pero oye sus gemidos de dolor. Sufre tanto—atacado de no se sabe qué dolencia—, que no puede hablar. Jadea y rechina los dientes.

—Bu-bu-bu-bu...

La madre de Varka corre a la casa señorial a decir que su marido está muriéndose. Pero ¿por qué tarda tanto en volver? Hace largo rato que se ha ido y debía haber vuelto ya.

Varka sueña que sigue oyendo quejarse y rechinar los dientes a su padre, acostada en la estufa.

Mas he aquí que se acerca gente a la casa. Se oye trotar de caballos. Los señores han enviado al joven médico a ver al moribundo. Entra. No se le ve en la obscuridad, pero se le oye toser y abrir la puerta.

—¡Encended luz!—dice.

—¡Bu-bu-bu!—responde Efim, rechinando los dientes.

La madre de Varka va y viene por el cuarto