Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/501

Esta página ha sido corregida

114

nocía su oficio como pocos. Desgraciadamente, ha muerto...

Tras una corta pausa, Yona continua:

—Sí, amigo..., ha muerto... ¿Comprendes? Es como sí tú tuvieras un hijo y se muriera... Naturalmente, sufrirías, ¿verdad?...

El caballo sigue comiendo heno, escucha a su viejo amo y exhala un aliento húmedo y cálido.

Yona, escuchado al cabo por un ser viviente, desahoga su corazón contándoselo todo.