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la aldea vive bien avenida con el nuevo propietario, que ni siquera contesta a su saludo?

No saben qué contestar a estas preguntas.

Sólo Volodka murmura algo.

—¿Qué dices?—le pregunta Rodion.

—Digo que maldita la falta que nos hacía el puente—contesta con hosca aspereza—, y que podíamos seguir sin él.

Ningún campesino le responde. Continúan andando en silencio, encorvados, cabizbajos.