Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/461

Esta página ha sido corregida

74

—¿Por qué razón?

—¿Acaso hacen falta razones? Me parece que es una cosa harto comprensible. Si un profesor se pasea en bicicleta, ¿qué no podrán hacer los discípulos? ¡Podrán andar cabeza abajo! Además, puesto que no está permitido por las circulares, no se debe hacer... Ayer me horroricé al verle a usted en bicicleta..., y, sobre todo, al ver a su hermana de usted. Una mujer o una muchacha, en bicicleta, es un horror, un verdadero horror...

—Bueno, ¿y qué quiere usted?

—Sólo quiero advertirle. Es usted joven todavía y debe pensar en su porvenir. Debe usted conducirse con suma prudencia, y, sin embargo, hace usted cosas... Lleva usted camisa bordada en vez de plastrón, se le ve siempre por la calle cargado dé libros... Ahora esa bicicleta... El señor director se enterará de que usted y su señora hermana se pasean en bicicleta, y después se sabrá, de seguro, en el ministerio... Son de temer consecuencias muy enojosas...

—¡El que yo y mi hermana nos paseemos en bicicleta no le importa a nadie más que a nosotros!—dijo Kovalenko, rojo de cólera—. ¡Y si alguien se permite intervenir en nuestros asuntos, le enviaré a todos los diablos! ¿Ha comprendido usted?

Belikov palideció y se levantó.

—Si me habla usted en ese tono, no puedo continuar la conversación—dijo—. Además, le suplico que no hable así nunca, en mi presencia, de