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de un modo inmundo: los hombres, las mujeres, los niños, van hechos unos puercos, comen como cerdos, sin servirse casi nunca de los tenedores; se lavan muy poco... ¡Son unos marranos!, perdónenme ustedes la palabra.

—Eso se debe a su pobreza— objetó mi hermana.

—No, no lo crea usted. Claro que son pobres; pero aun siendo pobre puede uno conducirse como es debido. Si estuvieran ciegos, mutilados, sin piernas, sin brazos, se comprendería que fueran como son; pero hombres que tienen brazos y piernas, que conservan las fuerzas, no deben caer tan bajo. No, señora; créame usted, no es por su pobreza por lo que nuestros campesinos viven como cerdos. La causa de todas sus desgracias es el maldito "vodka". Además, los campesinos ricos no viven mejor que los pobres... Igual que cochinos... El rico es también grosero, canalla, borracho, con la única diferencia de que tiene más barriga y puede permitirse más porquerías. Ahí tienen ustedes al rico campesino Larion... Deben ustedes conocerle, porque les ha robado cuanto ha querido y ha cortado muchos árboles de su bosque. Bueno; con toda su riqueza, ¿cómo vive? El y su familia van sucios, mal vestidos, habitan una casa asquerosa. A él se le ve a menudo borracho en medio de la calle, con la cara metida en un charco... No, señora; ninguno vale un pito. La vida en la aldea es un verdadero infierno. Estoy de ella hasta la coronilla. Para mí se acabó...