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ELENA AVELLANEDA

COMO NEVISCAS

Tan leves son los copitos

que el viento baja y eleva,

que al no blanquear los senderos ninguno sabe que nieva.

Como esa nieve tan fina

que nadie sabe que cae,

es aquel lloro callado

que el alma a veces nos rae.

Ninguno sabe que es llanto porque el párpado no moja, ni sabe nadie que al alma

va como lágrima roja.

LA FLAUTA DE CRISTAL

Yo tengo una flauta de cristal sonoro

que el alma me arroba con ledos cantares, pero es tan sensible la voz de mi flauta como el agua dulce que corre en mis lares.

—Agúita de río que pasa cantando

sus canciones suaves sobre arenas finas, si rozan las piedras sus leves cristales se funden en quejas sus notas pristinas.

El son de mi flauta también es sereno, si nada lo hiere, como al manantial,

y como éste mezcla sus cantos con lloros si ofende algún golpe su claro cristal...