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MARÍA HENRIQUETA ARGÚELLO 71

CANTO DEL SENCILLO AMOR

Laudato sii, mio signore, per sora acqua, la guale é molto utile, e umile, e preziosa e casta”.

El pobrecito de Asís.

Señor, todos te ofrecen lo mejor de sus almas y no hay un alma sola que no tenga qué darte; la mía es la más pobre de todas las hermanas; yo te ofrezco la pena de no saber amarte.

De no amarte serena, casi inconscientemente

como en sus limpios sueños te ama la hermana agua, de no amarte callando tan resignadamente

como los quietos árboles que ven morir sus ramas.

De no amarte en un canto, como los jilguerillos; —¡oh gran sabiduría de saber sólo un cantol— —Eres el más feliz mortal, hermano grillo, tú que le amas así, sencillo e ignorado.—

De no amarte con amplio corazón, como el viento; —¿por qué, Señor, el mío será tan pobre cosa?— De no amarte de cerca, como te amará el cielo, tan de cerca que a veces le deshojas sus rosas.

De no amarte, Señor, como los pobres niños cuando besan el pan creyendo complacerte; de no saber amarte igual que San Francisco en una beatitud más larga que la muerte.

Lo mismo el que enmudece de dolor o el que canta, Señor, nadie es pequeño cuando puede encontrarte; la mía es la más pobre, entre todas las almas,

yo te ofrezco la pena, de no saber amarte.