Página:Antologia Poesia Femenina Argentina.djvu/463

Esta página no ha sido corregida

MARÍA TORRES FRÍAS 465

¡Todo desmaya, todo! En el inmenso Mundo de las risueñas ilusiones,

Como al soplo de rudos aquilones Rodaron los ideales que adoré.

¡Sólo quedan vestigios consagrados, Flores mustias, Señor! ¡Llora alma mía! ¡Presto muy presto se extinguió del día La encantadora luz que tanto amé!

Y estoy en las tinieblas, más que un niño Temerosa Señor y acongojada,

Regando con mi llanto la ignorada

Senda que mi destino señaló.

Y en vano vuelvo los cansados ojos Buscando un astro en el velado cielo,

No veo una luz y en hondo desconsuelo Pienso que para mí todo acabó.

¡Cómo las glorias rápidas pasaron! ¡Cómo las dichas y el amor murieron! ¡Cómo su encanto sin igual perdieron Los blancos sueños de la dulce edad! Y en pos de los instante bendecidos, De los supremos celestiales goces, Vienen hambrientas, hórridas, feroces, Las horas de congoja y ansiedad.

¡Vuelve hacia mí Señor, no me abandones! Tiende tu suave diestra protectora,

Y volverá la refulgente aurora

De las tinieblas densas a alumbrar.

Tú que los mares agitados calmas

Y que el furor del animoso viento

Con sólo un eco de tu blando acento Puedes sereno y dulce dominar.