CLARA SARAVIA LINARES 417
ignorando de toda decepción el sabor porque le baste a mi alma la gracia del Señor...
BUENA HERMANA LA VIDA
No importa; no te aflijas, buena hermana la Vida. Si alguna vez me hiciste con tu daga una herida, no te turbes por eso, no te aflijas por mí.
No me acuerdo de nada: la llaga está dormida
y, además, lo sabía, buena hermana la Vida,
¡tu misión es así!
Tengo en mi pecho un arca muy grande de perdones, tan grande, que no creo que se agote jamás.
Detrás de mi sonrisa, detrás de mis canciones,
lo que es dolor o llanto se me trueca en perdones... ¡Y puedo todavía perdonar mucho más!...
UN RAMO
Nota viva y serena de color
en la blancura quieta de la estancia; ruboroso relámpago de amor
de mimosa y purísima fragancia.
Conjunto de cautivas que, en mi honor, doblegáis vuestra mágica arrogancia guillotinadas en la edad mejor
como aquella princesa de la Francia.
Gotas de luminosos resplandores hundidas en agónicos dolores... no me culpéis de vuestra muerte cruel...
vuestro lento morir me desespera... ¡Por qué os habré arrancado, traicionera, a la gloria tranquila del vergel!