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CÁNDIDA SANTAMARÍA 413

Lo que en Arte sugiere la razón de lo bello,

lo que inquieta al poeta y en pintura es color.

Ya no más las amadas que en un día de angustia languidecen de pena y se mueren de amor.

¿Oyes, Alma? Tu imperio, tu poder, ya declina, no te agites ni empeñes en hallar la Verdad, transmutada fué ha tiempo, por la argucia del Hombre que de ti se desprende, sin sentir la orfandad.

FARSA MILENARIA

Sonreir para el mundo y llorar en la alcoba la injusticia quemante de la vida real;

ver cómo los audaces imponerse consiguen y soportar la angustia de callar la Verdad.

Conducir mansamente la cruz de la nostalgia envuelta en el misterio que entraña lo total; padecer la locura de sentir la Belleza

y aceptar en la lucha el humano antifaz.

Carnaval: ya te acercas con tu mustio cortejo, con tus lánguidas máscaras de silencio glacial, ¿para qué tu retorno, si inútil y achacoso

ya tu cascabeleo no nos convencerá?

Qué pena oír la risa de triste colombinas

que magras y aburridas hacia Arlequines van;

tus pierrots decadentes, tus payasos absurdos

que en vez de ser recuerdo son farsa que hace mal.

El poder de los siglos destruye tu grandeza Rey Momo, tus histriones poco interesan ya, la vida creó los otros, inimitables bufos,

que en grotesca farándula divierten, al pasar.

Si disfrazados siempre, constantemente, andamos, éste fingiendo dicha cuando más triste está; aquellos, amargura que nunca conocieron... ¿Qué farsa milenaria nuestro Momo traerá?