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362 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

Laureles, los de mi tierra, hidalgos, recios;

enormes cedros pujantes, heridos ceibos. ..

Naranjos llenos de azahares y dulce fruto opulento; ¡honda la raíz obscura, la copa atisbando el cielo!

Arboles que os dais al hombre hasta en la llama del leño, ¡intérpretes extasiados

del divino pensamiento!

PRIMAVERA

¡Albricias! ¡El naranjo se ha llenado de azahares! ¡No será que en la noche, mis hadas familiares han dicho entre la fronda: ¡Haya fiesta en la casa de la que riega este árbol, y en grato afán amasa el bienestar casero! ¡Fiesta para la esposa

y la madre que cuida su hija color de rosa!

Mirad ¡oh buenas hadas! que ya la esposa adorna la alcoba limpia y sana... Mirad que riendo torna para llenar de nuevo el delantal de flores.

Cuando el amado llegue, le saldrán los Amores

de todos los rincones con ramos de azahar,

y le dirán: Es dulce revivir y soñar...

También habéis llamado a las abejas, hadas,

y en la florida copa se mueven alocadas.

¡Oh, delicioso, agreste y cálido zumbar!

Así, porque hay abejas, y mieles y azahar, junto al naranjo tiendo nuestro mantel de lino, bajo los claros cielos y bajo el sol divino.