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JOSEFINA PELLIZA DE SAGASTA 341

Recuerdo, ¡cuántas veces! corriendo las praderas haber humedecido mi rostro en el ayuy,

y Cuántas a la sombra de lánguidas palmeras

mi sed hube apagado con rico yatay.

Y cuántas ¡ay!, corriendo bajo la fresca sombra que teje con sus ramas el viejo naranjal,

hundí mi pie afanosa sobre la verde alfombra para sacar un nido pendiente del zarzal.

Pasaron esos días como pasó mi infancia

dejando en la memoria recuerdos de placer, jamás dentro mi pecho di abrigo a la inconstancia y te amo patria mía como te amé al nacer.

MIS DESEOS

Yo conozco un albergue allá en la loma que desciende al nivel del Uruguay, donde las plantas de silvestre aroma, se abrazan con las ramas del yatay.

Pláceme allí vivir: el alma mía necesita expansión y soledad: ¡ay! lejos ya del mundo y su alegría, ¡mil veces más dichoso, así sería,

mi amante corazón!

Que alli... a la puerta de mi pobre choza, bajo la sombra de la verde palma, rodeada de mis hijas, cariñosa, cual del labriego la feliz esposa,

¡te esperaría yo!