MARÍA ALICIA DOMÍNGUEZ 191
LA TEORIA DE UNA SOLA IMAGEN (Inédito) 1
La vida cambia. Ya no soy aquella tímida adolescente que enjoyaba sus manos con rubíes y soñaba cerrar su ceñidor con una estrella.
Estoy pálida y grave. No destella
ya mi gesto esa dicha que alegraba toda mi vida haciéndola tan bella... ¡Fluyen los días y hasta el sueño acaba!
Hoy, no tengo más piedras que mis ojos como dos joyas fúnebres y ardientes y en la boca un coral de muertos rojos...
Y su recuerdo que es en mi destino la piedra azul en cuyas transparentes aguas tiembla un veneno florentino.
2
He estrujado mis rosas y su sangre fragante roja de savia, corre viva sobre mi verso.
Esta es la Vida misma; no importa que la cante Soy el ave de Wilde sobre el rosal perverso
y erizado de púas. Yo he rendido mi amante corazón al martirio y mi fin no es diverso:
un igual sacrificio sin premio. Y no es bastante porque tú por tu esencia eres un Universo
que reclama un perpetuo devenir. ¡Qué destino el que siembra de rosas rojas todo un camino a costa de sí mismo, con fatiga y sin suerte!