Página:Antologia Poesia Femenina Argentina.djvu/180

Esta página no ha sido corregida

180 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

¡Sentía que tus manos en mis manos iban quedando poco a poco frías,

y que eran todos mis esfuerzos vanos por prestarles calor entre las mías;

que tu cabeza, tu cabeza hermosa, con sus rizos de plata, de mi pecho pesada resbaló, como una cosa

en las revueltas ropas de tu lecho!

Entonces, con el alma torturada te grité: ¡Madre!, te llamé bajito, y tú no respondías, mi adorada, y mi voz no era voz, fué como un grito

de fiera herida. ¡El pecho desgarrado te estrechaba convulsa, airada, loca queriendo dar calor al cuerpo helado con los febriles besos de mi boca!

Entonces desperté. Sobre mi frente

sudorosa de angustia y de espanto temblaba fresca, pura y transparente una gota dulcísima de llanto.

De llanto tuyo... Sobre mí inclinabas el rostro amante de inquietud turbado. ¡Madre del alma! ¡Con tu amor guardabas mi sueño cruel, mi sueño despiadado!

Tú me hablabas. No sé qué me decías. ¡Te vi a mi lado mi dormir velando y como cuando niña me reñías,

me guarecí en tus brazos sollozando!